RAICES PROFUNDAS
En el mundo globalizado que vivimos, podría parecer que somos ciudadanos del mundo, que pertenecemos a todos los lugares y que cualquier punto del planeta por muy recóndito que se encuentre nos pertenece.
La teoría, con la que además podemos estar de acuerdo, se esfuma como humo cuando, por capricho del destino nuestras raíces han surgido de estas tierras.
Hay algo, que no sé explicar muy bien, pero que nos tiene amarrados, que nos da cuerda para que exploremos otros terrenos, para que vivamos otras experiencias… Descubrimos paisajes maravillosos, gente extraordinaria, costumbres nuevas y enriquecedoras, aprendemos a sentirnos parte de ese universo nuevo integrándonos plenamente en el mismo.
A veces la cuerda es muy larga, tan larga que puede parecer que nada nos une a nuestros orígenes. Sin embargo, cuando volvemos a esta tierra, esa cuerda se encoge y nos atrapa a su suelo, las raíces se hacen profundas, tan profundas que ser ciudadano del mundo pasa a ser secundario porque nuestro corazón sólo desea pertenecer a este pequeño universo llamado Monumenta, donde a pesar de sus limitaciones el alma encuentra la paz.
Verano 2009.
Isabel Ordax
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