viernes, 22 de enero de 2010

Colaboración de Miguel Angel - fuera de concurso

Miguel Angel nos ha pedido que incorporemos el texto que realizó en el concurso de redacción de 2009.

En esta ocasión, este trabajo no fue aceptado por no ajustarse a las normas del mismo.

No obstante, y atendiendo a su deseo incorporamos a continuación el trabajo presentado.

...............


NUESTROS ORÍGENES.

El toque de las campanas a esa hora tan inusual hizo estremecer a los vecinos, que a esa hora de la mañana aprovechaban el fresco de las primeras horas del día para iniciar los quehaceres cotidianos, pero el sonido sordo rasgó el silencio de la mañana de agosto, advirtiendo a los vecinos que se trataba de una defunción.

En la Fuentica, Isauro saludaba a Inmaculada, no hubo preguntas, la noticia aunque desconocida se esperaba; -parece que ha fallecido la tía Maria-, comentó Inmaculada. –Si, ha sido de madrugada; que nos espere allá por muchos años-, dijo frunciendo el gesto Isauro, -pobre, también ha pasado lo suyo-, contesto Inmaculada, -ya tenía la vida vivida, eran muchos años.- sentenció Isauro. Con este intercambio de citas, dieron por finalizado el encuentro. -Bueno, me voy hasta la huerta que ayer no regué; y con paso lento se alejó Isaura mientras las campanas seguían con su toque pausado y doliente.

La cofradía de San Clemente se encargaba de ejecutar los oficios necesarios para procurar sepultura a los fallecidos que, según un acuerdo antaño establecido, cada socio, por turno, se encarga de preparar la sepultura acomodando el espacio necesario en el pequeño cementerio adosado a la Iglesia.

Esta vez le había correspondido a Rodolfo, pero como estaba aquí su nieto Alberto, dijo que él se encargaría para evitar un esfuerzo tan considerable a su encorvado abuelo. Así que, dispuesto a realizar tan humanitaria labor, siguió el consejo del abuelo, que le advirtió, -si has de ir, aprovecha el fresco de la mañana, después el sol te aplana-.

Le sorprendió la dureza del terreno, pero no desfalleció y con el rudo pico siguió desmoronando la apretada tierra, que con el polvo parecía que despertaba de su eterno letargo. Después de una hora pensó; -yo creo que será suficiente-, así que se dispuso a extraer los últimos restos, cuando al clavar la pala un sonido metálico le sorprendió.

Alberto era estudiante de historia y muy aficionado a la arqueología, así que cuando sintió aquel roce de la pala con algún objeto metálico le hizo despertar inmediatamente el “Indi” (Indiana Jones) que llevaba dentro.

Desprendiéndose de la pala, se tiró al suelo y con sus propias manos, separó la tierra suelta, y con el cuidado del que toca algo delicado apartó los restos del objeto con el que había chocado.

Se trataba de un arcón, con los cinchos metálicos a modo de cofre, que el oxido había corroído en ciertas partes. Lo que se supone sería la cubierta de madera había desaparecido dejando al descubierto los clavos que amarraban la estructura.

Una vez que despojó los restos de tierra que aún permanecían adheridos, hizo un intento de abrirlos, pero pensó, -un momento como éste debería compartirlo con mi profesor de arqueología, como reconocimiento a lo que le había enseñado durante tantos años- Así que con la precipitación del momento, tomó el teléfono y, de forma alborotada le relató el hallazgo; -no mueva nada- le contestó el profesor. -por lo que me has descrito se debe tratar de una sepultura de la época de los romanos. -Voy de inmediato.-

El profesor Eladio García Escudero, era un experto conocedor de la presencia de los romanos en la península ibérica, había publicado diversos libros y sus teorías eran un punto de referencia para los estudiosos de esta época. Nada más recibir la llamada de su alumno acudió raudo al lugar, una vez en el cementerio, como si se tratara de una operación quirúrgica cubrió el entorno con unos lienzos blancos, fotografió el lugar antes de proceder a realizar alguna actuación que pudiera hacer perder algún detalle oculto. Con la parsimonia de un especialista que repite un protocolo conocido, se enfundó los guantes de vinilo, guardó los pequeño restos de terreno adheridos al objeto, despojó de adherencia los restos de los que en su día debió de ser un objeto preciado, porque tanto los tirantes metálicos que abrazaban el cofre, como lo que debió ser la cerradura, guardaban aún restos de la decoración geométrica, así como alguna letra o signo gráfico. –Interesante-, musitó, -aquí hay restos de una inscripción que podía corresponder a las letras “EQ.P”. Acariciando el objeto con un suave pincel perfiló las letras como quien cura una herida. Mirando a su alumno le comentó, “es evidente, se trata de una sepultura de la época de los romanos, el tipo de escritura, las siglas perfectamente delimitadas escritas en mayúsculas-….el profesor se quedó pensando un momento y, prosiguió, -llegaron a desarrollar un lenguaje muy rico y preciso, el uso de las abreviatura se extendió sobre todo en estatuas, estandartes y lápidas,. Desarrollaron distintas siglas según se tratara de inscripciones honoríficas, funerarias, votivas, monumentales o públicas. Probablemente esta inscripción debió corresponder al título social del difunto, su propietario debió ser una persona perteneciente al “Orden Ecuestre”. “EQ” corresponde al vocablo “Equo” que significa “ecuestre” y la “P” determina el carácter “público” lo que nos indica que se trata de una persona “pública”, vamos! un funcionario. Seguramente un comandante de la legión-. Esta zona, próxima a la vía de la plata, fue muy transitada por distintas legiones que se encargaban de custodiar los traslados de oro desde la médulas, en la cercana provincia de León, hasta Híspalis (Sevilla). Por esta época, quizá estemos hablando del siglo I a.C., había una gran oposición a la presencia de los romanos, los pobladores de estas tierras, gente independiente o agrupadas en tribus, no veían con buenos ojos su presencia, de hecho los celtíberos fueron un pueblo vencido, tenían que pagar tributo a los romanos, que lo hacían mediante la entrega de las llamadas “ovejas negras” o “vellori”, (de color pardo). Total, que los vecinos de esta zona consideraban a las tribus romanas como unos invasores, ya que los romanos eran organizados, disciplinados y, sobre todo uniformados. Los habitantes de estas tierras eran todo lo contrario, agricultores y ganaderos independientes sin ningún núcleo ni organización social establecida, de hecho su presencia fue tan incómoda que se llegaron a formar guerrillas de oposición a su presencia.

Pero profesor, preguntó el alumno, - que pinta aquí enterrado un jefe de una legión en un territorio que parece que le era hostil-. -El lugar del enterramiento, contestó el profesor, puede significar que en este lugar hubiera en su día un asentamiento o bien un lugar de aprovisionamiento de agua o víveres, probablemente en este lugar existiría un oratorio dedicado a alguna divinidad, posiblemente Monteviaco, dios de los caminos, o a la diosa Fortuna, ambos gozaban de de mucha devoción en toda la región: Al tratarse de una persona célebre sería enterrado en un lugar privilegiado. Era costumbre entonces, que a las personas se las enterrase con sus objetos más personales y con aquellas pertenencias o joyas que fueran muy apreciadas por el difunto-. -Si, muy bien, pero en esta zona no se conservan restos romanos, preguntó el alumno. Sí que se conservan, fíjate en algunas fuentes con un cerramiento en piedra labrada en arco de medio punto, muy desarrollado por los romanos, el sistema de extracción de aguas de los pozos mediante una palanca debidamente dispuesta de tal forma que facilita la elevación mediante un contrapeso en el extremo de de un larguero basculante, y no te olvides de conceptos tan importantes para la vida social, como la propiedad, el uso de cosa ajena, la transmisión hereditaria, los contratos, y tantos otros conceptos que los romanos concibieron y que han permanecido vivos hasta nuestros días. …-Es cierto contestó admirado el alumno, que curioso, ¿pero entonces aquí hubo un pueblo romano?. -No, no es probable, los romanos no establecían pueblos fácilmente, eso requería formular toda una organización social, tenían que establecer las normas de ámbito civil, es decir establecer el “derecho” que regularía la vida social, establecer la jurisdicción, los gobernantes, clasificar a los ciudadanos, es decir no hay ninguna evidencia de que en Monumenta pudiéramos decir que hubo un municipio romano.

Siguieron limpiando el arca y de repente ….

Continuará.

Miguel Angel Garrote.
Agosto 2009

4 comentarios:

Manuel Santos dijo...

El final de la redacción me parece totalmente fuera de lugar, no así el conjunto, me parece bastante bien elaborada pero finalizar diciendo que "los de Luelmo" no os lo perdonarían.......Vamos a ver ¿no fuimos el verano pasado juntos de excursión y estuvimos hermanados y nos lo pasamos juntos de maravilla?¿Por qué no podemos caminar juntos?¿Por qué siempre que se hace un gesto de buena voluntad surge alguien discordante con ese gesto? Creo que las gentes de ambos pueblos deberían poner todo su interés en sumar y nunca en restar. Sumar para aunar voluntades, sumar para caminar juntos, sumar para mostrar desdén hacia quien intente restar. Juntos podemos ser más fuertes, unidos podemos compartir nuestras fiestas, nuestros quehaceres diarios y nuestras preocupaciones. Yo personalmente considero a las gentes de Monumenta como mi familia y estaría encantado que vosotros me cosiderárais de la misma manera. ¿Qué gesto tengo que hacer para que esto sea asi? ¿Qué tenemos que hacer los de Luelmo para que, de una vez por todas, nos olvidemos de restar y empecemos a sumar?
Un abrazo a todos desde Luelmo
Manuel Santos Figal
www.luelmo.com

J. Luis dijo...

Querido Manolo, en primer lugar simplemente aclarar que se trata de un texto firmado por su autor, que al igual que todo su contenido es fruto de su creatividad y por tanto responsable de su contenido.

Si este texto ha molestado a los de Luelmo, quiero que sepas tu y todos los que os hayais podido sentir agredidos por ese desafortunado final, que en absoluto esa es la opinion de la mayoría de Amigos de Monumenta.

Os pido disculpas como responsable de la publicación de ese texto en este blog, y quiero que sepas que estoy totalmente de acuerdo con tus comentarios.

Lo que creo es que no hay que sacar de contexto esta "redacción" y darle solo el valor que tiene; para mí se trata de una gracia totalmente desafortunada que se ha querido incorporar para rematar un trabajo y que en ningún caso refleja una opinión generalizada.

Estamos muy satisfechos de la jornada compartida en la excursión de Toro y de los progresos realizados conjuntamente.

Os ruego que no mezcleis las cosas, ya que nada tiene que ver una redacción de una persona con las actitudes de la mayoría de Amigos de Monumenta.

Espero que este asunto quede como una anecdota más del camino que hacemos juntos, para conseguir que los dos pueblos progresen unidos; yo también prefiero sumar...

Un abrazo a todos los Amigos de Luelmo y Monumenta

J. Luis dijo...

Siguiendo las indicaciones de Miguel Angel, hemos corregido el texto, eliminando la frase que no venía a cuento.

Los comentarios, que son necesarios, nos ayudan y nos animan a mejorar.

Un saludo para todos los visitantes de este blog.

J. Luis

Manuel Santos dijo...

Bueno Miguel Angel, estoy seguro que no querías ofender y que seguramente era solamente un comentario sin importancia para rematar el texto, olvidado pero ¿que pasa con el arca? Estoy esperando a la segunda parte intrigado, la forma de narrarlo me parece estupenda, cuentanoslo que de buen seguro bastantes mas al igual que yo estén esperando esa segunda parte.
Un abrazo
Manuel Santos