domingo, 2 de septiembre de 2007

II Concurso de redacción Amigos de Monumenta

Por 2º año, se ha organizado este concurso de redacción, con la ambición de aumentar la participación de todos los socios, que quieran compartir con nosotros sus vivencias, sentimientos o historias.

En esta ocasión se han presentados estas dos redacciones:

- Los paraísos perdidos existen, de Miguel Angel Garrote
y
- Monumenta , de José Luis y Arturo

El jurado, formado por jóvenes de Monumenta, por unanimidad decidió dar como redacción ganadora a la titulada LOS PARAISOS EXISTEN, de Miguel Angel Garrote.

a continuación, de acuerdo a las normas del concurso, transcribimos estos trabajos.

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Los paraísos perdidos existen.
Al llegar, la primera mirada es para el campanario. Esa espadaña, que con su porte erguido, se eleva tímidamente sobre el horizonte alzándose ligeramente sobre las frondoseas encinas y, aunque los gigantes de acero que sujetan los rudos cables hayan quitado la hegemonía de la altura a nuestra torre, no han podido menguar su belleza. A los pocos instantes llegamos al pueblo, no sin antes atravesar los mansos valles que se extienden a ambos lados de la carretera, las primeras cortinas que marcan su perímetro con atrevidas paredes, y, de inmediato las casas construidas con piedras colocadas con atino, portaladas que se abren majestuosas al visitante, rincones inconfundibles, arquitectura única en su desorden. Al final “La Fuentica”, cruce de calles, lugar de encuentro, principio y fin de los caminos, lugar de llegadas y despedidas, tímida rotonda con fuente, la fuente de toda la vida. Al fondo los frondosos prados protegidos con sus tupidos fresnos, que cimbreados por el viento saludan al visitante con al vaiven de sus pobladas ramas.


Los azares del destino, aún en la infancia, me trajeron a este pueblo, mi pueblo, porque uno considera suyo lo que quiere, lo que añora, y, sobre todo los lugares donde ha sido feliz. Los primeros recuerdos de Monumenta no los puedo ubicar en el tiempo, pero si recuerdo la emoción de la llegada a casa del entrañable “abuelo Gildo”, cuando me traía mi padre, también lleno de entusiasmo por el regreso. Aún hoy, después de muchos, muchos años, esa emoción sigue acompañándome cada vez que, una vez pasada “la raya de Luelmo”, se empieza a divisar el perfil de “mi pueblo” Monumenta, Monumenta de Sayago, como apostillábamos antes, como si no fuera suficiente este nombre tan rotundo, tan hermoso, pero nuestra humildad nos hacía agregarle el apellido de la región, porque también nos sentíamos sayagueses. Monumenta, que no hay dos, porque según el censo llegó a contar con 131 habitantes de derecho, 32 hogares y unas 40 familias, pero fue en el año 1857 cuando perdimos parte de nuestra identidad, al desaparecer como municipio, para integrarse en el de Luelmo. Debió de ser una OPA hostil, porque desde entonces, como los buenos vecinos, nos queremos como hermanos y nos tratamos como cuñados.


Paisajes entrañables de una tierra dura como sus peñas, pero que a base de acariciarla con el arado, los sabios habitantes de este lugar han sabido sacarle sus mejores frutos. Paisajes del atardecer, entre los aromas inconfundibles de las huertas recién regadas, el sol por el poniente que se resiste a dejarnos, porque también al Sol le gustaría quedarse en esta tierra al final de su recorrido diario, parece que se acuesta, se pone rojizo, pero alarga su estancia para nuestro deleite, para disfrutar de esos paseos, hasta las fuentes cercanas, hasta algún valle con su regato, para acercarnos a ver aquel “cigüeñal”, que aún hoy, con su chirrido inconfundible, nos hace recordar de nuevo, que aquí casi nada ha cambiado. Pero si ha cambiado, muchos ya no están con nosotros, en mi recuerdo todos ellos. Quiero rendir un entrañable agradecimiento a esta tierra y a esta gente que tanto me ha dado.


El silencio …; Es el silencio lo primero que en la distancia añoras, pero cuando estás aquí, te das cuenta que aquí nada está callado, cuando te paras y ya no escuchas tus pasos, aparecen los ruidos del campo, de los pájaros, de los animales, sonidos de actividades lejanas, que nos hacen sentir, que aquí nadie está solo. Pero los sonidos inolvidables, son los sonidos de la noche, cuando las estrellas en su brillante esplendor, parece que estallan, hay un continuo chisporroteo, que a mi siempre me ha hecho pensar que son las estrellas, que al encenderse suenan. Pero, para magia, la de la noche. Nada hay tan hermoso como el recuerdo de aquellos días de agosto, por esta época más o menos, con el cielo lleno de sus brillantes estrellas, comenzaban a caer, se precipitaban hacia nosotros, parecía que el cielo lloraba, yo así me lo imaginaba.

El paraíso es un lugar ideal, seguramente recreado por la fantasía de la infancia, por lo que seguramente es imposible volver a él, pero la emoción de encontrarse con el lugar y las sensaciones, me hacen pensar que los paraísos, de existir, son los lugares ideales que te hacen sentir la emoción de estar allí de nuevo. Son los lugares donde la paz está acompañada de un sentimiento de añoranza.


Lugares entrañables que invitan al paseo, caminos salpicados de encinas que dan alivio al paisaje y sombra al paseante, encinas que pueblan todos los valles. Al llegar, la primera mirada siempre es para el campanario.

Miguel Angel Garrote

Agosto 2007

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Monumenta

En un lugar de Sayago de cuyo nombre no quiero olvidarme, no ha mucho que vivían Conejos, Garrotes, Pascuales, Lorenzos, Bernabés, Albercas, Sastres, Bailadores, Prietos, Carrascales, Guerras y muchos más de los que acordarme ahora no puedo.

Este pueblo tiene una de las más bonitas iglesias de Sayago, pero en la torre seguimos añorando la presencia de la cigueña.

Y al lado, en la plaza, vive la habitante más anciana de nuestro pueblo, cuentan que tiene los mismos años que la iglesia, por ello merece un homenaje como mayor que es, nuestra singular moral; y que decir del frontón que cada año espera pelotazos con impaciencia.

Más arriba, en lo alto del cerro, al que cuesta subir en bici, se encuenta al ermita de Santa Ana, a la que se baja en procesión en las fiestas mientras se repican las campanas.

Hay muchos más sitios de los que merece la pena hablar en este pueblo como peña La Mora, peña La llana, la resbalina, la charca la Clementa, los Barreros... además de muchas cosas que se pueden hacer, ver las estrellas por la noche, ir en bici por el pueblo a los lugares antes nombrados, ver animales y naturaleza a nuestro alrededor, repicar las campanas, disfrutar de la fiesta de la rosca, jugar al frontenis en la plaza, cojer ranas en la s charca Los Barreros... etc. y muchos más que esperamos conocer en el futuro.

Un saludo de José Luis y Arturo

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Enhorabuena a Miguel Angel, por su redacción, y muchas gracias por compartir con todos nosotros sus sentimientos y vivencias, al igual que a José Luis y Arturo, por su participación con esa bonita redacción.

Animamos a todos a participar en en III Concurso de Redacción Amigos de Monumenta 2008.

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